Noveleando, ando.

Empezó a tararear, y lo hacía bien, casi mejor que Fito.

 


“Y tú ahora me preguntas qué hacer, y yo que siempre voy detrás del error, que canto a lo que nunca tendré, al beso que ella nunca me dio”. Hizo una pausa mientras cambiaba de marcha y me miraba de reojo, pero yo tenía clavada la vista al frente, buscando algo que decir. Continuó. “Qué te voy a decir si yo acabo de llegar, si esto es como el mar”…

Apagó el motor con las últimas palabras, que me habían dejado en blanco. Era tan él, tan… nosotros. Tanta indecisión, tantas palabras dando en el clavo…

 

(Novela en ciernes)

C.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *