Dramas del escritor, volumen 3205478537: Sentirte triste porque tu personaje lo está pasando mal.
Me eché a llorar sin querer ni poder evitarlo. Delante de mí estaban aquellos años de felicidad y rutina que terminaron de repente, aquella puta cama, los susurros entrecortados, vivir apática, ser un fantasma, Isra en casa y yo sin saber apreciarlo, los cuadros de Warhol, intentar resurgir de mis cenizas sin tener claro cómo seguir adelante. Heridas que no habían terminado de cicatrizar cubiertas con pequeñas tiritas. Y yo, como los niños, con miedo a que con cualquier roce volvieran a abrirse, volviendo a sangrar y sin saber cómo pararlo. ¿Y si había sido yo la que, de manera inconsciente, apartaba de mi lado cualquier tipo de emoción que pudiera hacerme daño? ¿Era posible que fuera tan gilipollas?
C.
Pingback: Salir o no salir, he ahí la cuestión. | Carmen Mestas