Salir o no salir, he ahí la cuestión.

El sábado pasado salí. Lo reconozco. A veces lo hago. Acabé con una borrachera de esas que ni sientes ni padeces y bebí hasta Coca-cola, que me da un ascazo que me muero. Antes de eso, la última vez que salí fue en Nochevieja y tuvo como consecuencia un catarrazo que me tuvo tres días manteniendo la siguiente conversación con mi señora madre:

-Hija, ¿tienes catarro?

-Do.

¿Y a santo de qué viene esto?

Pues a que soy mayor. De verdad. Hace unos años (yo qué sé, ¿a los 20-25?) yo me iba de espicha el viernes a media mañana y volvía a casa el sábado para desayunar. Y esa misma noche salía, que para eso era finde. Y algún jueves-erasmus. Pero ahora, a mis 28… Dad gracias si salgo una vez al mes. Y luego me estoy arrepintiendo dos semanas porque las resacas ya no son resacas, son enfermedades terminales.

Y ahora, al grano. A veces la gente me mira raro cuando digo que los sábados voy a tomar algo o al cine. PUES SÍ, QUÉ PASA. A ver si ahora lo normal va a ser estar cerca de las treinta castañas y emborracharse como un animal todos los fines de semana. Pues discúlpenme, señores, pero no.

Yo trabajo. Cuando acabo de trabajar, escribo. Cuando acabo de escribir me voy a la Escuela de Idiomas. Y cuando salgo me meto dos horas de gimnasio para despejarme. Y todos los días antes de las doce estoy en la cama, medio muerta ya. Así que, ¿sabéis qué me apetece hacer los fines de semana?

  • Levantarme tarde e ir al gym, a hacerme una clase de esas por gusto: Una horita de kick boxing, nadar un rato, ir al spa a flipar con los chorritos…
  • Teñirme con Henna, tenerla cinco horas en la cabeza y tardar veinte minutos en quitarla del pelo.
  • Dormir siestas de dos horas con la película que echen en Antena 3.
  • Despertarme con calma y meterme en la cocina a preparar galletitas, o brownies, o cualquier cosa que encorde dos puñeteros kilos con sólo mirarla.
  • Hacer maratones de buenas películas y comer palomitas.
  • Cenar mucho y con mucha calma porque al día siguiente no tengo que madrugar.
  • Ir al rastro a no comprar nada y tomar un vermú con gamba.

Sí. Tengo un problema con COMER MUCHO. Pero nada de esto casa con tener que prepararme, planchar el pelo, vestirme, maquillarme, y salir de casa. Dios, salir.

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C.

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