Me he vuelto zen.

Ayer tuve un momento inspirador. Un momento de esos que duran segundos, pero que te dejan con una sensación indescriptible.

blog_Mariano_Dia3RespiraProfundo
Ohmmmmmmm

Por un tema de curro (uno de verdad, de los de tener que romperse los cuernos delante de un ordenador, que, por cierto y por si no os habíais enterado, SE ESTÁ MURIENDO, JODER, REGALADME UNO) fui a un taller que me interesaba mucho. Efectivamente, fue muy interesante. Aprendimos, trabajamos y en tres horas teníamos una propuesta interesante.

Al salir, nos fuimos a tomar una caña. La de despejar la cabeza, ya sabéis. Y en ellas estábamos cuando empezamos a hablar de creatividad. El chico que impartió el taller tiene un trabajo creativo de esos que te llevan a pelear con clientes y darse de cabezazos contra la pared. En un momento dado, yo le conté que, además de trabajar, escribo. Él sonrió, claro, porque con mi trabajo no es algo súper sorprendente. y llegados a este punto, hablando de que él había estudiado bellas artes, de sus obras y demás, le pregunté:

-¿Cuándo consideras tu obra acabada?

No dudó cuando me contestó.

-Cuando tú la des por acabada. Siempre hay cosas que mejorar, o corregir, y cualquier disciplina artística nos lleva a estar trabajando constantemente sobre ella. Pero, ¿qué pasa si decides que aún no, que estará lista el mes que viene? ¿O dentro de dos años? Decide cuando está acabada, y ponle un punto final.

Enmudecí. Os lo juro. Os puede parecer una tontería, pero escucharlo así, tan simple, tan claro, fue como si una verdad universal cayera de repente sobre ti y te aplastara con el peso de una loseta de cemento.

Así de importante me parece aprender que hay que saber cuándo ponerle un punto final. Gracias, F.

C.

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