Cambios e historias de amor en versión reducida.

Hoy no os traigo sólo una entrada. Vengo a contaros que podéis seguirme en Twitter y que además he creado un correo electrónico de contacto al que podéis escribirme para cualquier duda, sugerencia o historia a la que queráis darle vida: carmen.amil.escritora@gmail.com

Me gustan las historias de amor cortas. Me encanta cuando alguien me cuenta que se ha enamorado de manera fugaz en el metro, en ese trayecto de tres paradas que hace todos los días pero que hoy iba enriquecido con la sonrisa torcida de un chico malo con mochila a cuestas. Así que he creado una sección que voy a llamar «Amores fugaces», a la que podéis contribuir contándome cuál ha sido vuestro enamoramiento más fugaz.

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«Not Penny’s boat». LA LLORERA PADRE.

Hace tiempo bajé a Madrid a pasar el fin de semana. Bueno, bajar bajo mucho porque me encanta perderme entre sus calles transitadas, centros comerciales gigantes y callejones perdidos. El caso es que en uno de los viajes en metro entró un chico, joven, con una melena rubia contenida detrás de un turbante más feo que Picio (¿alguna vez habéis buscado foto del tal Picio? Pobre. Qué feo era), ojos oscuros, pantalones de tela anchos y una guitarra. Y empezó a cantar, rasgando las cuerdas.

¿Alguna vez habéis sentido que el tiempo se detiene? ¿Que el mundo deja de girar? 

Pues ocurre. Después llegó la siguiente parada, se bajó arrastrando los pies y yo me quedé allí sentada, viendo a través del cristal cómo se alejaba. Quise correr detrás de él, os lo juro. Abrazarle. Hasta que el metro se puso en marcha, alejándonos.

Y a vosotros, ¿os ha pasado algo parecido?

C.

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