¿Os habéis enterado ya?
¡¡¡Es Black Friday!!!
¡¡¡Black Friday!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BLACK FRIDAY!!!!!!!!!!!!!!
Estoy harta del Black Friday. Voy a implosionar. Me salen anuncios de descuentazos por las orejas. Una compañía telefónica afirma que nos regala la instalación de un router. La página de internet donde suelo comprar maquillaje está caída porque nos ha dado a todas por entrar a las 0:01 a arrasar con los descuentos 3×2. Normal, por otra parte, porque claro, yo me he ahorrado casi, casi, CINCO EURAZOS. Y gastado 20 en cosas que no necesito. Mi novio opina que es muy buena idea gastarse quinientos euros en un artilugio para casa que os garantizo que no necesitamos. Yo quería aprovechar para comprar su regalo de reyes.
ERROR.
Tenía fichada una cazadora de cuero. Pobre, lleva siglos con ganas de una pero le duele gastarse pasta en eso, así que yo, como buena novia que soy, decidí que me parecía un regalo estupendo. Fiché un par en dos tiendas distintas. Una costaba 115€, la otra, un poco más cutre, para qué nos vamos a negar, 90. Como las vi la semana pasada y mi economía de señora casi treintañera parada está a punto de tirarse por un precipicio, pensé que sería una idea estupenda esperar los macrodescuentos del famoso Black Friday.
BLACK FRIDAY LOS COJONES DEL CURA PÁRROCO.
La cazadora que antes costaba 115€, de repente cuesta 145. Con un estupendo descuento del 20%. Echad cuentas. 29€ de descuento, con lo que pasa a costar 116. Sorpresa, cuesta un euro más que antes del famoso viernes negro.
Y la otra, más de lo mismo, pasó a costar 115€.
Pero por qué, POR QUÉ nos quieren ver la cara de esta manera. No os dejéis engañar.
C.
(Y ahora me voy a ser feliz con mis cinco euros de descuento en cosas que no necesito)