Aquí estamos, doce años después, celebrando los 30. Los míos, que soy la última. Y las miro y pienso «joder, qué orgullosa estoy de ellas». Así, con taco y todo, para enfatizar. Y se me hincha el pecho por culpa de tanto orgullo.
En el año 2004 yo tenía dos mechas rojas (sí, dos) y un montón de ilusión. Sabe Dios por qué había decidido que la biología era lo mío, pero allí las conocí a ellas. Todo lo bueno que me dio la carrera que nunca acabé. Noe, Silvi, Clau. Hoy, el resto de mis amigos (a los que también quiero mucho) me vais a perdonar, pero esto es para ellas.
Mis biólogas, aunque seamos al 50%. Las miro y veo cómo nos hemos hecho mayores. La enfermera del grupo se nos casó hace un año y hoy viene de hacer noches en la residencia donde trabaja. Y su marido, por cierto, ha salido de trabajar y ha venido a darme un beso de felicitación, aunque se le caigan los ojitos del cansancio. Silvi ha dormido cinco horas (aunque está como una rosa, la cabrona, nunca sabremos si es por el tinte morado que no funcionó) porque está hasta arriba de curro. Pero está aquí, con una sonrisa, y ha sacado tiempo para hacer, a mano, mi tarjeta de felicitación. Y Clau, a la que hoy soltamos a las fieras pero que sabe defenderse sola, pelea con uñas y dientes todos los días para trabajar de lo que ella quiere. No hace mucho que ha vuelto de cuidar focas en Holanda (ella es así, y así la tenemos que querer), esperemos que para quedarse.
Hoy están todas aquí. Igual que el día que decidieron comprarse mi libro -todas a una, que aquí no hay nada a medias- y lo celebramos yéndonos a comer. El día que me regalaron mi primer bolígrafo grabado. El de escritora.
Ellas están aquí, peleando todos los días. Trabajando, con pareja, sin ella, sacando tiempo entre una jornada laboral y otra. Cuadrando curro, pareja, amigos, y hasta lavadoras. Planeando cosas con dos semanas de antelación porque, ay amigos, ahora tenemos obligaciones, turnos y viajes. Estamos pensando ya en empezar el año juntas.
Ellas están aquí, como siempre. Apostando por su entorno, por nuestra Asturias, porque, qué coño, no queremos irnos. Estamos aquí, peleando por salir adelante sin perdernos de vista. Llegarán lejos. Todas. Y yo estaré ahí para verlas.
C.