Las mentiras del «running»

Sí. Ha llegado el día. Tanta foto en instagram de gente que parece mogollón de feliz después de correr cuarenta y dos kilómetros, hacer trescientos abdominales hipopresivos porque los normales ya no se llevan (¿alguien me explica qué mierda es eso de los hipopresivos?), estiramientos y una clase de Body Pump, mi celulitis y yo decidimos que era el momento de probar. La teoría era sencilla. Hola, footing, adiós, lorzas. Y sin pagar el gimnasio.

Meeeeec. Error.

giphy
Yo, corriendo

A ver, voy por partes. Primero, ¿sabéis esa gente que sale monísima en las fotos, sudando con una sonrisa en la cara, con un pie de foto que pone «18k hechos»? MENTIRA, MENTIRA COCHINA. NADIE PUEDE TERMINAR FELIZ. El día que yo empecé a correr, hice dos kilómetros (D-O-S), alcancé las ciento sesenta pulsaciones, olía rancio, volví a casa roja hasta la raíz del pelo y me sudaban hasta las fosas nasales. De verdad, qué poco ayudáis a nuestra autoestima, cabrones.

Porque esa es otra. ¿¿¿Cómo mierdas evolucionan tan rápido??? Es decir, tú ves a gente en IG (sí, debería desinstalármela del iPhone) contando que empiezan a correr y en dos semanas están entrenándose para la maratón de Nueva York con series de ochocientos treinta y un kilómetros. Yo en tres semanas conseguí llegar a correr cinco. Parando, eso sí, porque los músculos de las piernas amenazaban con irse corriendo, sí, pero a algún sitio donde no estuviera yo dándoles por saco. Y con unas agujetas de campeonato al día siguiente.

Y es que lo peor de todo, de verdad, es que yo, cuando empecé, me di cuenta de que correr, porque eso de llamarlo running no lo entiendo yo muy bien, a mí me daba problemas que no veía a nadie contar y que yo me veo en la obligación de exponer aquí. Por qué nadie cuenta que… joder… gases. Una que no había hecho deporte en la vida pues… En fin, no vamos a dar detalles. Y las rodillas. Que de repente existen y se quejan de que las utilizas. Y los flatos. Otro día me dolía el talón de un pie. Otro me ardían los pulmones, que hasta ese momento estaban felices en su ignorancia. Luego resulta que es que corres mal porque no llevas las piernas no sé cómo, pero si corres bien se cargan los gemelos. Y todo el mundo diciéndote lo mucho que mola correr. PUES MIRA, NO. NO. NO MOLA NADA PORQUE A LOS TRESCIENTOS METROS ES UNA BATALLA PARA CONSEGUIR EL OXÍGENO, JODER.

Total, que al final lo dejé y me di al noble arte de la autocontemplación. A la vagancia, vamos. Y si vais a comentarme lo mucho que mola el running, FUERA DE MI BLOG. Os quiero.

C.

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